La odisea pandillera de “Barrio Triste” intriga en Venecia

El Festival de Venecia reveló ayer una de las películas que más expectación había generado en su programa: “Barrio Triste”, un frenético y descarnado recorrido por un suburbio colombiano en busca de un destello de luz, dirigido por Stillz, quien acudió al estreno con el rostro cubierto.
La obra ha sido producida por el provocador Harmony Korine y cuenta con la música electrónica y experimental de la venezolana Arca, ambos referentes de la escena independiente, mientras que Stillz, estadounidense-colombiano y autor de varios videoclips de Bad Bunny, se estrena en la gran pantalla con esta propuesta audaz.
La expectativa era alta. Semanas antes del festival, el director de la muestra, Alberto Barbera, había insinuado la “aparición” del “conejo malo” en la cinta, generando un revuelo entre los asistentes. Sin embargo, al finalizar la proyección, muchos espectadores se quedaron con la duda: ¿había aparecido realmente o no? Ese misterio forma parte de la atmósfera que rodea a la película, tanto dentro como fuera de la pantalla.
“Barrio Triste” está ambientada en un suburbio de Medellín donde los vecinos aseguran ver cada noche luces descendiendo del cielo. En este contexto, un grupo de reporteros llega al barrio para captar las extrañas apariciones, pero son rápidamente asaltados por jóvenes pandilleros que les roban la cámara en pleno directo. Ese acto inicia un largo plano secuencia que, a través de la misma cámara, revela la cruda realidad en la que viven los pandilleros protagonistas: el Piojo, Rata, Cuchilla y el Mundomalo.
Situada en los años ochenta, la película retrata un mundo de ladrillos y calles estrechas donde la violencia es cotidiana, los jóvenes deambulan armados con machetes o pistolas, y las madres encienden velas y colocan altares por los hijos “desaparecidos”. Con la llegada de la noche, la narración adquiere un tono aún más tétrico, rozando el cine de terror, pues se rumorea que en el “Barrio Triste” habita un monstruo que se alimenta de los caídos en las luchas criminales.
A pesar de ello, los jóvenes caminan sin miedo entre las calles devastadas de su barrio. En ese deambular nocturno, Stillz busca capturar un rastro de luz y esperanza. Para ello, entrevistó a algunos de los pandilleros, dándoles la oportunidad de expresar sus pensamientos sobre la vida, la muerte y el futuro, así como confesar palabras que les cuesta pronunciar. La película se convierte así en un retrato íntimo y crudo de la juventud condenada a sobrevivir en un entorno hostil.
“Barrio Triste” compite en la sección Horizontes de la Mostra, dedicada a las nuevas vanguardias cinematográficas. Su estreno contó con la presencia de Arca y del propio Stillz, quien apareció en la alfombra con el rostro cubierto por un pañuelo, manteniendo el misterio que acompaña a su obra.
CT
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